Cuando se conocen los beneficios y ventajas que ofrece el pellet , un producto natural dentro de la biomasa sólida, como fuente de energía económica y amigable con el medio ambiente, cabe preguntarse cómo es que su uso hasta hace poco tiempo no se había extendido mayormente.
El pellet es 100% natural; tiene un alto poder calorífero (ideal para obtener agua caliente y calefacción); de bajo coste si se compara con otro tipo de energías (es hasta un 50% más económico que el gasóleo, por ejemplo); respeta el medio ambiente, ya que se obtiene de serrín prensado de madera con lo que se evita la tala de árboles; y no contamina, ya que es biomasa de CO2 neutro.
Además, esta biomasa tiene la ventaja de que su almacenaje ocupa poco espacio, es bastante limpio (es suficiente con barrer la superficie adyacente a la estufa o caldera), no produce apenas humo y no caduca (no pierde sus propiedades a lo largo del tiempo).
Pese a estas características beneficiosas, el uso de este biocombustible no está aún muy extendido en los hogares españoles. Una de las razones probables es que hasta el año 2011, en España tan solo existían cuatro fábricas productoras de pellets, lo que limitaba las toneladas producidas y su distribución.
Esta tendencia está cambiando y la producción de pellets ha pasado de las 75.000 toneladas a las 200.000 del año 2013 y de esas cuatro factorías a las 14 actuales. A las cifras productivas antes mencionadas, hay que sumarles 100.000 más para las exportaciones que se efectúan a países extranjeros, donde su uso es mucho más habitual. De hecho, en Italia por ejemplo, la comercialización de pellets alcanza los dos millones de toneladas. En España se calcula que en tres o cuatro años la situación se igualará a la de otros países europeos.
Fotografía: Christian Schnettelker